24.2.08

La primavera ja és aquí

Tot i que encara falta gairebé un mes per l'equinocci vernal, la primavera ja és aquí. La vaig veure aquest diumenge al camp de Tarragona. Camps d'ametllers, d'oliveres i de garrofers submergits en un mar de flors. Els ametllers, els primers arbres que senten l'arribada de la nova estació, ja estan tots brotats i plens de flors. Les abelles ja treballen a bon ritme. Les vinyes, de moment, encara dormen. Aviat arribarà la llevantada de les faves, els vents de llevant que solen bufar pels vols de Setmana Santa i que, segons diuen, coincideixen amb l'eclosió d'aquesta lleguminosa. Un paisatge típic del Mediterrani, no gaire lluny del mar. El termómetre marcava 28 graus al sol a la 1 del migdia. Cosa gens normal per l'època, com tampoc no ho és la manca de pluges que ja fa molt de temps que dura. Tot plegat fa patir una mica, però el solet i el bon temps conviden a l'optimisme. Beneïda terra aquesta on tenim la sort de viure!









11 comentaris:

Anònim ha dit...

Estos días me fui de finde romántico con un amigo a Mojácar pueblo. Mojácar no es un pueblo de playa, al contrario de lo que muchos creen. Está en lo alto de una colina, y sus casas de derraman sobre ella. Sus calles forman círculos concéntricos de cuestas empinadas, comunicadas por un laberinto de callejones

Este pueblo ha perdido por completo el encanto que le dio fama en otras épocas, nos encontramos un Mojácar sucio y triste, vacío. Sin embargo el hotel nos sorprendió gratamente, era maravilloso. Desde sus grandes ventanales con forma de medio arco se veía el mar. Y también aquí ha llovido, lo hizo sin parar toda la noche del sábado.

Esa madrugada me desperté inquieta, mi chico dormía y no quise despertarlo, así que me levanté. Me fumé un cigarro mirando al mar. El agua caía mansa, pero sin descanso. ¡Es tan raro ver llover en esta tierra seca! Pero ver como la tierra árida tomaba color, como la lluvia se fundía en el mar, el asfalto en pendiente mojado por el que corrían regueros pequeños de agua como culebrillas de cristal y las gotas dejarse ver como finas agujas a la luz de viejas farolas negras… lograron sosegar mi desvelo.

Y el domingo a medida que el sol alcanzaba su punto más álgido las nubes se alejaban, y la tierra era más verde, y la temperatura se hizo más agradable y se olía ya a primavera.

¡Qué razón tienes! Bendita tierra, la tuya, la mía.. al fin y al cabo las baña el mismo mar

Anònim ha dit...

Parte de la luz, el colorido, las fragancias y la vitalidad que derrama la primavera nos alcanzan y nos empapan; no se, parece que nos revitaliza y reconforta recargando la alegría de vivir "a pesar de los pesares".

Gracias Joan por compartir las primaverales fotografías de tu hermosa tierra con todos nosotros.

Unknown ha dit...

¡Hola, Marga!

Estuve en Mojácar -y también en Carboneras y en el Cabo de Gata- allá por el verano del 87 con mi novia –que hoy es mi mujer- y la tabla de windsurf encima del coche. Me gustó mucho la costa de Almería. Encontramos playas en las que prácticamente estábamos solos. De Mojácar también tengo un buen recuerdo: una especie de Cadaqués en pleno campo. Me imagino que en estos veinte años todo estará muy cambiado. Ayer, precisamente, vi en el periódico una fotos del famoso hotel El Algarrobico, en pleno parque natural del Cabo de Gata, en un estado de total abandono, desfigurando un paisaje que años atrás debió de ser idílico. Nuestro Cadaqués tampoco es el que era entonces. Las grúas también han hecho acto de presencia y amenazan con una superpoblación que en verano cada vez se hace más difícil de soportar.

Pero, de vez en cuando, se producen esos momentos de paz y armonía –el olor de la tierra mojada, un soplo de aire primaveral- que nos permiten reconciliarnos con aquellos paisajes que amamos y convencernos de que, a pesar de todo, nunca los abandonaremos.

Gracias, Marga, por compartir tus sensaciones con nosotros. ¡Vuelve pronto!

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¡Haddock!

Ya empezábamos a echarte de menos por estas latitudes. Realmente, esos aires que anuncian la llegada del buen tiempo tienen un enorme efecto revitalizante. Viví un momento parecido en alta mar, en plena Ruta de la Sal, entre Barcelona e Ibiza, cuando una golondrina se posó en la jarcia del barco para descansar. Debió de ser en abril y era la primera golondrina que veía esa temporada. Me hizo mucha ilusión porque siempre he asociado los primeros chillidos de las golondrinas y sus alocadas persecuciones por el cielo con la llegada del verano. Parecía que esa golondrina solitaria había venido hasta mí para decirme: “el verano ya está aquí”.

Gracias por el comentario y por los otros que has dejado.

Freeman Seagull ha dit...

Bones,

Si, la primavera ja és aqui, es nota. Bé jo només passava per aquest port i he volgut saludar.
Bona proa i veles.

Anònim ha dit...

Exacto Joan, de esa reconciliación hablo. Los pueblos en manos de los hombres cambian, algunos los degradamos y muchos no son ni la sombra de lo que fueron
Sin embargo, los procesos naturales de la tierra y el mar, esas sensaciones que producen son tan fuertes que como bien dices, nos mantienen ligados de cierto modo para siempre

Hoy llueve de nuevo, me gustan los días grises, son reconfortantes. Claro, que aquí llueve de uvas a brevas, así que será por la falta de costumbre ;-)
Un abrazo fuerte

Unknown ha dit...

Hola, Freeman, i benvingut.

L'aventura d'entendre el món, que és el que inspira el teu bloc, és també la meva aventura; i m'atreviria a dir que la de tothom que, de tant en tant, es deixa caure per aquí. Espero que a partir d'ara tu també siguis un d'aquests. Planto una boia amb el teu enllaç per facilitar la maniobra de fondejar en el teu port.

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Hola, Marga!

Por aquí apenas recordamos lo que es llover de verdad. Y mientras nos anuncian las primeras restrucciones en el consumo para ahorrar agua, hoy se ha sabido que una de las conducciones que abastece la ciudad de Barcelona tiene una fuga y se pierden 18.000 litros de agua... ¡cada hora! Y lo mejor de todo es que no se podrá reparar hasta dentro de un año. Me parece que el barco que nos traerá el agua de tu tierra -de tu mar, en este caso- tendrá que hacer muchos viajes. O sea, nos gastaremos un pastón en desalinizar agua de mar y traerla a Barcelona mientras aquí se nos va por las tuberías. Es... no sé, ¡penoso!

Anònim ha dit...

Uy Joan, ¡no os quejéis! aún así os saldrá más barata que a los agricultores de aquí. ¡Y no veas que mosqueo tienen! Años viendo como negaban el trasvase del Ebro, y los excedentes iban a parar el mar porque bajarla al culo de España era muy caro. ¡Y ahora resulta que la tierra más desértica se encargará de abasteceros! Y lo peor de todo es que esos residuos nos los tragamos nosotros, nuestra costa, pues toda la sal y otras porquerías la devuelven al mar, cargándose el ecosistema.
Vázquez Figueroa, autor que leí mucho en mis años mozos abogaba por un sistema completamente ecológico y económico de desalinizar agua de mar. Asistí a una de sus charlas y pintaba muy bien. Lo malo es que le tomaban por loco ¿desalar agua de mar? ¡es de pirados! Y ya ves como cambian las cosas.
Eso sí, Vázquez Figuereoa en directo me decepcionó, lo vi un engreido de cuidado... me quedo mejor con su modo de transmitir en los libros
Siempre os saldrá más barato tener

Y yastá, me callo ya, que al final me he colao en tu blog y no hay quien me eche ;-)
Un besote, catalino

Mar ha dit...

Mi querido ciberamigo Joan Sol, que tiernos recuerdos me han traído tus fotos, que por cierto, el cielo de algunas de ellas está perfecto!!! qué suerte, a mí casi siempre me salen sobreexpuestos.
Cuando era pequeña, mis abuelos tenían una casa de campo rodeada de fincas con árboles frutales en La Almunia de Doña Godina, Zaragoza, donde he pasado muchas aventuras cuando nos juntábamos todos los primos en verano. Desde revolcarnos en el barro cuando se abrían las acequias para inundar los campos para regarlos, hasta probar puntería con el tirachinas a la fruta...
Por aquí la primavera no está tan avanzada, aunque empiezan a asomarse los primeros brotes.
Un abrazo desde el atlántico

Unknown ha dit...

Hola, Mar!

Celebro que mis fotos te traigan tan buenos recuerdos. Mis experiencias campestres son escasas, aparte de unos campamentos juveniles en verano. La verdad es que en la montaña me siento como un pez fuera del agua y no suelo frecuentarla. ¡Dos días tierra adentro y ya echo de menos el mar! Y me temo que no tiene cura...

Y hablando de La Almunia de Doña Godina, no sé si sabes que tiene una conexión con el mar, y muy importante (¿ves como lo mío con el mar es enfermizo?). En La Almunia está la sede de la EUPLA, la Escuela Universitaria Politécnica, donde se desarrollan importantes proyectos de ingeniería, entre ellos el sistema de navegación Racing Bravo que equipan algunos de los mejores barcos de regatas del mundo, entre ellos el "Alinghi", ganador de la Copa América, y el "Bribón".

¡Ah, los cielos! En las fotos 4 y 6 están sobreexpuestos, porque el sol lo tenía casi de frente. En las otras, en cambio, lo tenía a mi espalda y por eso sale el cielo tan azul. Bueno, por eso y por el toque mágico de Photoshop. ;-D

Saludos desde el Mediterráneo (y recuerdos a H).

Àngel 'Soulbizarre' ha dit...

bon material, com deià la tele ancestral: "por tierra, mar y aire"...quin bé de Deu de color!!! i sense xarxa (ai! la xarxa de Teià)...segur que venies d'una calçotada "comme il faut", no pas com la que ens van perpetrar aquest dissabte.

Unknown ha dit...

Efectivament, amic Tati, era una calçotada "comme il faut": calçots tendres, dolços i ben cuits; la salsa, gens avinagrada; la carn, deliciosa: botifarra normal i negra, a més de xai; carxofes al forn; rodanxes de taronja per desengreixar i un bon pastís; vins de qualitat i cava. Tot un bé de déu! I a més, feia un dia esplèndid!

Jo crec que tots aquests menjars típics s'han de menjar al lloc d'on són. Ara tothom s'atreveix a fer calçotades, xatonades, rossejats i el que sigui que es posi de moda. I la calçotada és d'aquelles terres del voltant de Valls i del camp de Tarragona, que n'han fet tota la vida i en tenen la mà trencada.

L'any que ve hem d'anar d'excursió i fer uns quants quilómetres, i ja veuràs com la cosa canvia. A més, aquelles terres tarragonines, com pots veure per les fotos, tenen el seu encant.

Fins a la propera!